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Los acondicionadores de aire son presentes en muchos coches modernos. Enfrían el aire dentro del habitáculo del coche. A altas temperaturas, es muy conveniente. El conductor ya no tiene que viajar con las ventanas abiertas y así evita resfriados. Además, el aire acondicionado contribuye a la seguridad ya que a una temperatura demasiado elevada, la actividad física aumenta, que luego afecta la concentración y atención del conductor. Los sistemas de aire acondicionado modernos operan en el refrigerante sin freón y, por lo tanto no dañan el medio ambiente.

El compresor del acondicionador condensa el refrigerante, el que viene desde el evaporador en estado de vapor. Además, el condensador proporciona enfriamiento. Así, el refrigerante se convierte en un líquido y pasa a través del secador. En el depósito del secador, del refrigerante se elimina el agua. Pasa a través de la válvula de expansión y al final devuelve en el evaporador. Allí, en la ausencia de presión, el líquido se convierte en gas. Para este proceso físico se requiere el así llamado calor de vaporización. Este calor proviene del aire en el habitáculo del salón, que se absorbe por el ventilador, se enfría y luego nuevamente se introduce en el habítáculo.

En el aire acondicionado puede formarse condensación, que se vuelca hacia abajo. Al detectar por debajo del coche manchas mojadas, no indica un defecto o daño. El problema con el aire acondicionado se manifiesta en el fracaso de su operación. Si el aire en la cabina se enfría muy lentamente o no se enfríe, esto indica un aire acondicionado defectuoso. Dado que las reparaciones de aire acondicionado se puede hacer solamente por medio de equipo especial, sería conveniente ponerse en contacto con el servicio técnico. Además, el aire acondicionado debe ser desinfectado periódicamente, para evitar los olores desagradables.